Inmersión
Salvador de Bahía es una de las ciudades con más contrastes que he conocido. Contrastes culturales, raciales, religiosos, más que contrastes diversidad. Y toda esa diversidad se refleja en sus calles, en sus gentes abiertas, amables, acogedoras.
Cuando bajas por e largo de Pelourinho una mezcla de sensaciones te atrapa. Pintores callejeros, niños que juegan a la pelota o que muestras sus habilidades practicando capoeira. Es todo un espectáculo.
Eso sí, al otro lado de la esquina ves la cara amarga de la ciudad, pobre, llena de necesidades y suciedad. Gente que duerme en los rincones para ganarse la vida en las plazas durante el día.