Tumbas en acantilados afilados
Sitio con todos los ingredientes para evadirse histórico-culturalmente en un marco natural incomparable. Se trata de una reserva natural de enormes dimensiones que alberga en su interior una reserva arqueológica muy importante, con yacimientos del siglo V a.C.
Saliendo de la pequeña localidad de Kamen Bryag, dirección a Kvarna, hay que coger un cruce a mano izquierda para llegar en cosa de 2 kilómetros a una explanada de asfalto donde se puede aparcar el coche sin problemas. Es la entrada a la reserva de Yailata, por lo que toca cotizar alrededor de 2-3 euros como entrada, que en mi opinión, merece la pena. De allí, se camina hasta la primera parte de los acantilados situados en frente del azul Mar Negro, donde se pueden observar ya los primeros yacimientos arqueológicos. En realidad son tumbas y cámaras funerarias familiares excavadas en la roca por seres humanos, como digo, desde el siglo V a.C, probablemente por tribus que poblaron estos acantilados, se cree que fueron los sármatas.
Impresiona ver la perfección de las excavaciones de tumbas, algunas como si se tratase en la actualidad para un único ataúd. Se dice que en ellas se han exhumado y estudiado 15 esqueletos y que se han encontrado numerosos restos arqueológicos de la época, típicos de civilizaciones y tribus que practicaban rituales funerarios con sus muertos. Las tumbas de esta primera zona de la reserva son las más abiertas, pero tienen fama las oquedades excavadas en pleno acantilado, que en muchos casos el visitante no llega a ver, agujeros excavados en la pared de acantilados de entre 30 y 50 metros de altura, que caen directamente a las frías aguas del Mar Negro.
Para seguir con la ruta arqueológica, sólo hay que descender por el sendero que serpentea ladera abajo, hacia la derecha, y entre frondosa vegetación y tras pasar alguna que otra cavidad, se llega a una planicie herbosa conocida como "Big Yaila", donde se asientan las ruinas de lo que en su día fue un enorme fuerte bizantino, con torres de vigilancia y gruesas puertas de entrada para protegerse de invasores. Ahora las ruinas no dejan entrever mucho, bastante tienen con aflorar entre la vegetación, pero se cree que esta fortaleza construida por el emperador Anastasio tuvo un gran importancia estratégica
Pero no acaba aquí la grandeza de la reserva de Yailata ("prado alto" en turco), ya que el sendero sigue caminando durante kilómetros y kilómetros por la tranquila planicie herbosa que se ha generado a lo largo de los años por encima de estos inestables acantilados. Se ve que ha habido numerosos desplomes de enormes piedras hacia el mar, y es que mirando detenidamente el lugar, los acantilados dibujan una estrecha línea en el horizonte que bien parece el filo de una navaja bien afilada. Esta línea de peligrosos acantilados y la planicie sigue así hasta el Cabo de Kaliakra, que se ve al fondo a lo lejos, es una paisaje natural espectacular, tiene que ser una gozada estar aquí al atardecer. Tiene mucha fama, y por eso es un área protegida, la flora y fauna que puebla y habita esta zona, sobre todo a nivel de diferentes tipo de aves, y también debe ser un sitio bastante estratégico de paso en un ruta migratoria que realizan las aves para escapar del frío invierno.
Sitio para ir sin prisas y andar tranquilo desde luego, por lo que recomiendo dedicarle un tiempo majo a la visita. Visitar primero las ruinas es obligatorio, pero luego, tómate todo el tiempo del mundo para caminar y dejarte llevar por los senderos que serpentean los agrestes pero maravillosos acantilados de Yailata, es una experiencia y un paisaje que no olvidarás fácilmente, por no decir que nunca lo olvidarás ;-).


