Pedaleo en la bicicleta y el viento se enreda en mi pelo
Al final, tras atravesar todos los jardines del río -que ya no tiene agua-, llego al Parque de Cabecera, el sol se pone tras los edificios y el cielo muestra algunas nubes de formas precisas en mi cabeza. Dejo al bicicileta reposar en el césped y yo misma me echo a descansar. Muy cerca, el agua y los patos, la gente que pedalea en las barcas-patín. El orizonte se tiñe de rojo y el verde de mi alrededor se va oscureciendo.