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Rodeado por un paisaje precioso, donde...
Rodeado por un paisaje precioso, donde se cultiva la vid de los deliciosos vinos de Languedoc, y los castillos recuerdan permanentemente la historia de los cátaros, las pequeñas villas de la zona de Aude invitan al buen vivir. Aquí y allá aparecen alojamientos llenos de encanto y pequeños castillos convertidos en elegantísimos hoteles.
Mirepoix seduce con su aire romántico. Bajo la sombra de la catedral gótica de San Mauricio, la villa, con sus casas pintadas de rosados, amarillos, violetas y verdes, se arrebuja alrededor de una divina plaza soportada con enormes vigas de madera profusamente talladas.
Sólo allí, entre los restaurantes de las galerías, las terrazas y tiendas de delicatessen, se altera el ritmo sereno de la villa. Por el resto de sus callejuelas bordeadas de plátanos se pasea una dulce quietud. Mirepoix es un desafío para cualquier plan premeditado: Parece el escenario de un cuento de hadas, y dan ganas de quedarse allí.
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