Nueva cocina con base tradicional
Al lado del centro de Santander, está este restaurante de aspecto moderno en el exterior, aunque su interior recuerda a la cueva de Altamira, con sus bisontes pintados en el techo. Una decoración muy cálida y que da gusto verla. Solo por eso merece la pena una visita el restaurante.
En cuanto a la comida, combina una base tradicional, con variaciones de nueva cocina. Pude disfrutar de una cena que consistia en croquetas con gazpacho de fresas, ensalada de foi, risoto con cigala en pan de almendras (muy bueno), rape con almejas y alcachofa, y steak tartar, carne cruda con especias. De postre, granizado de naranja con helado de mandarina y crema de Pedro Ximénez.