A pesar de la catalogación de pensión, r...
A pesar de la catalogación de pensión, realmente este residencial no es como una pensión en España, ya que las pensiones lisboetas equivaldrían a un hotel de 3* en nuestro país.
Reconozco que está un poco apartado del centro, aunque en 15 minutos caminando podemos llegar a la Plaza Figueira. Como ventaja este pequeño hotel lisboeta tiene que está muy bien comunicado gracias a varias líneas de autobús y tranvía que tienen parada muy cerquita del hotel.
Cuando uno llega a la puerta del Residencial do Soul se arrepiente por haber escogido ese hotel. Una fachada vieja, mal cuidada y con el letrero del hotel prácticamente cayéndose a trozos. Para llegar a la recepción hay que subir unas cuantas escaleras, igual que para acceder a las habitaciones, a no ser que queramos subir en un ascensor claustrofóbico de tiempos de la guerra de los claveles.
No dispone de servicio de desayuno, aunque por la zona abundan las deliciosas pastelerías portuguesas, que por un módico precio nos ofrecen desayunos con pastelitos de Belém incluídos.
A pesar de todo, recomendaría este hotel.


