Una obra arquitectónica digna de ver
Hace algunos años, en un viaje de la universidad, tuve la inmensa suerte de poder conocer la ciudad de San Sebastián, una ciudad que para mí tiene una belleza incomparable. Lo que más me gustó sin lugar a dudas fue poder contemplar este excepcional edificio al borde del mar. El día que fui había temporal y la forma en la que rompían las olas lo hacía aún más bello aunque por desgracia eso me impidió hacer fotografías del exterior.
Este edificio fue construido por Rafael Moneo y se trata del Palacio de Congresos de San Sebastián. Cuenta con el Premio de Arquitectura Contemporánea Miess Van der Rohe. Lo primero que nos llama la atención del edificio es su fachada, totalmente compuesta pos vidrio translúcido, si es de día desde fuera parece una caja cerrada, pero cuando entramos nos sorprende la cantidad de luz que entra a través de la fachada. Y si es de noche lo vemos como si fuera una caja de luz.
En su interior está pensado para realizar eventos y reuniones de alto standing, así como actuaciones culturales. Lo que más destaca en su interior es la gran escalinata que encontramos a la entrada, con los tramos alternos para que no se haga tan pesada la subida, aunque si lo preferimos también cuenta con ascensores.
El auditorio es otro de sus puntos fuertes, los asientos son plegables y sin embargo resultan comodísimos y cuentan con un sistema de absorción de ondas por si no estuviera completa la sala para evitar los molestos ecos. No tuve la suerte de poder disfrutar de ningún acto en él, pero estoy seguro de que el sonido será inmejorable por lo bien diseñado que está.


