Le Pain Quoutidien

El otro día quedé con un amigo y dijimos: ¡basta de tanta tapa! Abajo las cervezas y la fritanga. Vamos a pegarnos una buena merienda. Y así es como llegamos a esta reseña de Le Pain Quotidien.

Le Pain Quotidien es una cadena de panaderías belga, tan mona como todo lo que hacen los belgas y que ya lleva varios locales abiertos en Madrid. En Bélgica, donde viví durante un año, no tenía un duro así que nunca llegué a ir, pero recuerdo pasar por su escaparate y adorar las quitches que exponían. Aquí, al menos en este local de Fuencarral, lo único que exponen es el pan, que también está muy bueno. Es que un pan bien hecho lo parte, eso es así: nosotros tomamos uno de cinco cereales muy rico. A razón de euro por rebanada, más o menos, supongo que merece la pena porque en la mesa comunal del sitio (“donde nuestros clientes se unen para degustar nuestro pan y pasar un buen rato”, según indican en su web) hay aceite de oliva, nocilla y distintas mermeladas para untar. El café, también a precio belga: 2,5€. El dolor no te lo quita nadie, vale, pero era grande.

Un lugar donde el pan sabe como en los viejos tiempos, ya que su fundador, belga, lleva años abriendo por todo el mundo panaderías tradicionales, donde el desayuno se convierte en un acto de amor por la gastronomía natural, croissant, pan au chocolat, nougatine, etc, y para el resto del día, ensaladas con pan, tartinas, tablas, tostas y cazuelas.

En una de las esquinas más transitadas de la famosa calle de Fuencarral está la panadería más singular de la ciudad. Una cadena internacional, dentro podemos desde comprar unas deliciosas tartaletas hasta cenar unas deliciosas y perfectamente presentadas raciones.

Dividida en dos ambientes, desde la tienda se accede al comedor, bien iluminado y amplio. Una gran mesa comunal domina el centro. El ambiente respira relax y familiaridad. Estupendo café y repostería, podemos disfrutar de sus pasteles sabiendo que, al menos, se trata de repostería artesanal y orgánica.

Lo más curioso,

Le pain Quotidien, me hablaron de el y un día que estaba cerca de la que esta en Fuencarral decidí entrar no me arrepiento nada de haber pasado por este sitio! la atención genial! te ofrecen una variedad de cositas dulces y las que he probado riquísimas! tanto me gusto que ya he ido 2 veces mas!

Creo que, aunque la calidad es buena, no es excelsa y el precio la supera.
El ambiente es agradable, con una decoración sencilla pero ajustada a los productos y filosofía del local.
La atención es correcta, dejémoslo ahí...