La Boutique Tintin

Llego a la tienda de Tintín con un gofre en la mano, embadurnando mi cara de chocolate tal y como debe comerse un gofre mientras se camina por la calle y saturando la mini servilleta de papel que con tanta escasa generosidad me dio el tendero.

Por un momento Tintín acapara mi atención más allá del gofre. Abro un inciso para decir que si el gofre en vez de belga fuera estadounidense dejaría en paro al dónuts, pero no es eso de lo que estamos hablando.

Tintín me parece una viñeta insuperable y todos sus personajes y escenarios dignos de un reconocimiento digno y nada cuestionable. Eran los años 30 del siglo pasado, que muchos consideraremos durante mucho tiempo aún nuestro siglo, y Hergé caminaba por las calles que ahora recorro yo. De hecho, muchas de ellas están plasmadas en su gran cómic que reflejan el mundo de su época y lo que estaba por venir.

Como la mayoría sabéis Tintin es belga, y en Bruselas, además de museos y rutas del cómic, hay una tienda dedicada a este famoso detective creado por Hergé. La tienda está muy cerca de la Grande Place, se abrió en 1989 y en ella podéis encontrar todo lo que queráis sobre este personaje, llaveros, cuadernos, camisetas, figuritas, tazas, por supuesto libros..., un poco cara pero merece la pena darse una vueltecita. Abre todos los días, incluídos los domingos.

En una de las calles que sale de la Grand Place, está esta tienda, dedicada enterita a Tintin.

Tiene de todo, todos los comics, todo tipo de muñequitos de plástico, peluches de Tintin, Milú, y el capitán Haddock. Tienen hasta ropa, que el logo es la cara de Tintin, sobre todo para niños pequeños, y alguna camiseta o sudaderas grandes.

Lo que mas me sorprendió es que la tienda estaba hasta arriba y sobre todo de chinos, como locos comprando de todo.

El personal es un poco antipático, porque me prohibieron hacer fotos, pero me las arreglé para robar unas cuentas.

Esta tienda, a dos pasos de la Gran Plaza de Bruselas, es una visita imprescindible para todos los seguidores de Tintín, con sus libros, figuras de todos los tamaños, y merchandising variado, desde prendas de ropa hasta juegos de mesa, pasando por posters.

Para alguien que colecciona cualquier libro sobre Tintín y Hergé, esperaba disfrutar algo más. La tienda está bastante bien, carísima pero bien; lo que resulta molesto es la actitud del personal que, en cuanto nos vieron que llevábamos cámaras de vídeo y fotos colgando ya empezaron a decirnos que no podíamos fotografiar ni grabar nada (algo que no llegamos a entender pero, bueno, son sus normas). Al final, nos decidimos por un reloj de pulsera que era muy grande la correa y tampoco fueron para ajustarla, decían que las cosas se vendían tal cual. Por ello, decepcionados, nos fuimos sin comprar nada

Chocolate.