Convento de San Gonzalo

Lo primero que llama la atención cuando llegas a esta localidad norteña, es la iglesia y convento de Amarante que fue fundada por el propio San Gonzalo de Amarante, sacerdote católico que falleció en esta población y luego fue hecho santo por la iglesia, en la primera mitad del siglo XVI.

La hermosa construcción que se localiza al paso del puente sobre el río Támega, con el paso del tiempo fue reformada y ampliada, de caracteristicas muy similares a algunos de los conventos e iglesias gallegos, de planta sobria que contrasta con las estatuas que se ubican en la parte alta de su puerta principal.